E aquí las fronteras del contorno de los pueblos limítrofes
Mi verdadero pueblo de nacimiento es de lo Blasquez
a los dos años de nacer yo, mis padres decidieron marchar a Pozuelos de Calatrava de Ciudad Real y a los siete regresamos a Peñarroya Pueblonuevo del Terrible.
El video clic es de Peñarroya Pueblonue
vo del Terrible
Textos del pueblo
Foto del Alcalde Jose
Ignacio Exposito Prats
Queridos vecinos y queridas vecinas: Tengo el honor de
dirigirme a vosotros y vosotras como alcalde de Peñarroya-Pueblonuevo. Os doy
la bienvenida a este espacio público y municipal, instrumento de transparencia
de la actividad que la Corporación Municipal genera y que debe de estar al
alcance de todos los ciudadanos.
Peñarroya-Pueblonuevo es centro vital de la zona noroeste de
la provincia, capital del Alto Valle del Guadiato y punto estratégico del
corredor natural Córdoba-Badajoz. Se encuentra a una distancia de 75 kilómetros
de Córdoba.
Llegando por la N-432 desde Córdoba y tras dejar atrás Belmez,
surge primeramente Pueblonuevo y más adelante Peñarroya, que aunque constituyen
un sólo municipio son en realidad dos entidades muy distintas. Peñarroya, más
antigua (de la que se tiene noticias desde el siglo XII), extendida al calor y
la sombra de esa imponente Peña; y, Pueblonuevo, que debe sus orígenes al auge
de la minería a finales del siglo pasado. En la actualidad, cuenta con una
extensión de 63,1 kilómetros y 14.175 habitantes.
Con una historia íntimamente ligada a la explotación del
carbón, esta ciudad vivió su momento de mayor esplendor entre los años 20 y 60
debido al auge de la minería e industria. Al pasear por la ciudad observamos el
legado arquitectónico que dejó el pasado, donde se refleja una personalidad
multicultural. Se puede apreciar, sobretodo, la identidad francesa, que llegó a
finales del siglo XIX de la mano de la Sociedad Minera y Metalúrgica de
Peñarroya.
Desde la parte más antigua de la ciudad, Peñarroya, se
ascienda al El Peñón, mirador natural que ofrece una impresionante panorámica
de la localidad y de todo el Alto Valle del Guadiato. Mientras que las calles
de esta son más inclinadas y es el clásico pueblo rural de casas campesinas,
las calles de Pueblonuevo son de un trazado más cuadriculado y racionalista,
ocupando un amplio llano.
Por otra parte, tenemos su entorno natural, que debido a su
situación geográfica, como es Sierra Morena, es muy diverso. Podemos encontrar
peces, como la pardilla, la carpa, el barbo y el black-bass; anfibios y
reptiles como el lagarto ocelado, la lagartija ibérica, la salamanquesa y la
rana común partero; aves como los estornicos, los zorzales y petirrojos, la
tórtola, la perdiz y entre las de presa, el águila real y el águila imperial.
En cuanto a las aves acuáticas encontramos: ánade real, la garza real e
imperial y la cigüeña. También, encontramos especies como el ciervo y el
jabalí, los zorros, tejones, gatos monteses; y más pequeños como la comadreja,
el erizo, la liebre o el conejo.
En definitiva, los amantes de la pesca y la caza tienen en
este entorno natural, un idóneo lugar para practicar sus aficiones y venir a
pasar un buen rato en estas tierras mineras.
Sobre el Cerco
A principios del siglo XX, el Cerco Industrial de
Peñarroya-Pueblonuevo era la primera zona de producción de carbón de toda
España y el primer foco de fundición de plomo a nivel mundial
Una cifra: 660.000. Son los metros cuadrados de terreno que
atesoran el mayor patrimonio industrial del norte de la provincia cordobesa en
Peñarroya-Pueblonuevo. Se trata de El Cerco, donde ven pasar el tiempo los
restos de imponentes edificios que, flanqueados por chimeneas cual centinelas,
dibujan el paisaje que guarda la memoria de la industria minera del pueblo. Una
industria que ya ha quedado relegada a los libros de historia pero que, como
memoria viva, se ofrece al turista que quiera adentrarse en ella en una visita
al pasado más esplendoroso del municipio.
Hoy, cuando el visitante se adentra en este paisaje parado en
el tiempo, camina por una tierra negra como el carbón que brotaba de sus
adentros, salpicado el terreno por montículos de piedras que aún conservan como
poros las burbujas que experimentaban a altísimas temperaturas en los hornos y,
a uno y otro lado, con cientos de ladrillos refractarios de la fundición que
quedaron allí como testigos del desarrollo industrial de la zona.
Cerco industrial de Peñarroya-Pueblonuevo | MADERO CUBERO
Cerco industrial de Peñarroya-Pueblonuevo | MADERO CUBERO
Ante la vista se levantan los que fueron centros neurálgicos
de esta factoría: la primera fundición de plomo construida en 1891 y, a su
alrededor, todo lo que la industria fue necesitando y se autoproporcionaba: el
almacén central –un edificio de 14.000 metros cuadrados que data de 1917 donde
llegaron a trabajar 3.000 personas–, los talleres generales, mecánicos y de
calderería, el edificio de administración –hoy conservado como una residencia
de ancianos–, el edificio de desplatación para separar la plata, la fundición
de hierro y de bronce, los hornos de cok, las chimeneas… Esa búsqueda de la
autosuficiencia de la empresa se comprueba con la visión de la que fue una
central térmica propia, un edificio que estuvo en funcionamiento entre 1918 y
1963.
Y todo ello, con una red propia de ferrocarril –de la que
quedan visibles andenes y traviesas de vías– para facilitar el transporte de la
mercancía que se adentraba en el propio Cerco Industrial y que da cuenta del
nudo de comunicación que la explotación minera propició al municipio. Hasta
tres líneas de ferrocarril se interconectaban en El Cerco –recuerda el cronista
del municipio, Jerónimo López Mohedano–: la red propia de la empresa, la línea
estatal y el ferrocarril minero que unía zonas de Badajoz y Ciudad Real.
La visión de todo este complejo es la huella visible hoy en
día de cómo a principios del siglo XX El Cerco Industrial de
Peñarroya-Pueblonuevo fue la primera zona de producción de carbón de toda
España y el primer foco de fundición de plomo a nivel mundial. Un potencial que
se fue difuminando con el paso de los años, con la llegada de nuevos
combustibles y el establecimiento de más fundiciones en otros puntos del país.
El Cerco viviría su decadencia en la segunda mitad del siglo XX, en manos de una
empresa chatarrera que desmanteló todo aquel lo que pudiera serle útil de los
edificios del complejo industrial. Luego, ya en 2009, los terrenos de El Cerco
pasaron definitivamente a manos del Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo,
quien de momento mantiene la zona abierta como un itinerario turístico para
rememorar ese episodio brillante de la minería local y también como espacio
donde se han rodado documentales y alguna película en un paisaje varado en el
tiempo.
Cerco industrial de Peñarroya-Pueblonuevo | MADERO CUBERO
Cerco industrial de Peñarroya-Pueblonuevo | MADERO CUBERO
En el retrovisor de la historia queda cómo ese vertiginoso
desarrollo de la industria tuvo un efecto en el municipio no sólo a nivel
económico sino también social. La población de entonces –unos 7.000 habitantes–
se multiplicó y llegó hasta cerca de los 30.000, una cifra que casi triplica a
los actuales 11.000 peñarriblenses que viven en el municipio. Y la actividad
laboral propició, asimismo, que Peñarroya-Pueblonuevo contara con un movimiento
obrero muy poderoso. De hecho, llegó a crearse allí la sede de la Federación
Regional de Sindicatos, que incluía a unos 14.000 trabajadores.
La influencia de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya
dejó huella también en el mapa del pueblo, donde aún hoy existe el denominado
Barrio Francés, en el que el visitante puede ver cómo se conservan algunas de
las casas edificadas hace un siglo por los directivos de la empresa francesa
que explotaba El Cerco. De hecho, durante aquella época era costumbre que los
jóvenes de la burguesía del pueblo aprendieran a hablar francés y se
mantuvieran costumbres sociales adoptadas de quienes habían llegado al
municipio con su empresa.
Esas raíces francesas –cuentan desde el área de Turismo del
municipio– son las que hoy en día buscan los turistas de aquel país que se
acercan hasta allí con curiosidad para conocer la historia que protagonizaron
sus compatriotas en El Cerco y que, junto a visitantes de la provincia de
Córdoba y de zonas mineras de Badajoz y Ciudad Real, componen el grueso de
quienes se adentran en El Cerco en unas visitas concertadas que permiten viajar
en el tiempo y rememorar el pasado más esplendoroso del municipio.